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La psicología humanista: La importancia de la persona

¿Alguna vez te has preguntado por qué funciona la psicoterapia? ¿Qué es lo que hace que algunas personas se beneficien de ella y otras no? La investigación en Psicología lleva muchas décadas estudiando qué variables son las más determinantes a la hora de generar el cambio en las personas, y parece que a pesar de las diferencias entre las distintas corrientes, hay una conclusión que todas comparten: la calidad vínculo entre paciente y terapeuta es lo que realmente marca la diferencia.

La psicología humanista surgió en base a esta conclusión, y desarrolló todo un modelo teórico-práctico para conseguir obtener el máximo beneficio de la terapia psicológica, colocando por encima de todo a la persona que acude en busca de ayuda.

Orígenes de la psicología humanista

La psicología humanista, corriente liderada por varios psicólogos de la década de los 60 entre los que destacan Abraham Maslow y Carl Rogers y conocida también como la tercera fuerza en psicología, surgió como una respuesta a las limitaciones percibidas de los enfoques psicoanalíticos y conductistas dominantes en su época. Este enfoque se centra en la comprensión del ser humano como un ser único, capaz de autorrealización y crecimiento personal.

Dentro de este marco, el papel del psicólogo humanista es crucial, ya que se compromete a facilitar un ambiente de aceptación incondicional y empatía, donde los individuos puedan explorar su verdadero ser y desarrollar su potencial completo. En este artículo, exploraremos en que consiste la psicoterapia humanista, y de forma más concreta, cuáles son las responsabilidades de un psicólogo humanista.

Psicología humanista. Psicólogos en Delicias, Madrid

Las psicoterapia humanista tiene el objetivo de sanar a la persona a través del vínculo incondiconal y genuino

Funciones del psicólogo humanista

Destacar la unicidad de cada paciente

En primer lugar, es fundamental destacar que el psicólogo humanista se esmera en comprender profundamente las experiencias subjetivas y la singularidad de cada persona. Por lo tanto, el psicólogo humanista se esfuerza por establecer una relación terapéutica auténtica y genuina con el cliente, basada en la confianza mutua y el respeto. El enfoque humanista en psicología realza la esencia de cada persona, cada paciente es diferente, su historia es única y merece ser tratada como tal.

Proporcionar seguridad y autenticidad

Una de las principales responsabilidades del psicólogo humanista es proporcionar un espacio seguro y libre de juicios donde los pacientes puedan explorar sus pensamientos, emociones y comportamientos. Esto implica cultivar una atmósfera de aceptación incondicional, donde los individuos se sientan libres de expresar sus preocupaciones más profundas sin temor al rechazo o la crítica. A través de la escucha activa y la empatía, el psicólogo humanista ayuda a los pacientes a sentirse comprendidos y validados en sus experiencias.

Fomentar el contacto interno y el autoconocimiento

Además de crear un ambiente de apoyo, el psicólogo humanista también se compromete a fomentar el autoconocimiento y la autoexploración en sus pacientes. Esto implica ayudar a los individuos a identificar sus valores, creencias y metas personales, así como a examinar las barreras internas que puedan estar obstaculizando su crecimiento y desarrollo. A través de la reflexión compartida y los cuestionamientos cuidadosos, el psicólogo humanista guía a los pacientes en un viaje de autodescubrimiento, facilitando la toma de conciencia de sus propias necesidades y deseos.

Ayudar al paciente a encontrar su propio camino

Otro aspecto fundamental del trabajo del psicólogo humanista es el fomento del empoderamiento y la autonomía en sus clientes. En lugar de adoptar un enfoque directivo o autoritario, el psicólogo humanista actúa como un facilitador del cambio, capacitando a los individuos para que tomen el control de sus vidas y tomen decisiones informadas. Esto se logra a través de la colaboración activa y la co-construcción de metas terapéuticas, donde el paciente y el terapeuta trabajan juntos como iguales en el proceso de cambio.

Un psicólogo humanista jamás pretenderá saber más que su paciente, puesto que entiende que él o ella sabe más que nadie de sí mismo/a. El principal empeño del psicólogo humanista es guiar al paciente a que descubra lo que ya guarda en su interior, pero que aún no es accesible.

¿Cómo es un centro de psicoterapia humanista?

Los centros especializados en terapia humanista tienen algunas diferencias con respecto a algunos otros, ya que su estructura y ambiente debe ir acorde a los principios que defiende. Estos detalles pueden resultar sutiles, pero pueden llegar a marcar una gran diferencia en la generación del ese vínculo de calidad con el paciente.

El ambiente de un centro de terapia humanista debe ser siempre cálido, agradable, carente de estímulos excesivamente activadores, y en el que paciente y terapeuta puedan mantener una interacción libre de toda jerarquía. Por eso, en este tipo de centros se suelen utilizar sillones y/o sofás, que sean cómodos y amplios, que permitan a paciente y terapeuta mantener una distancia confortable, también promover un contacto interpersonal cercano si la terapia y el paciente así lo requieren.

Se evita el uso de mesas tipo escritorio que separen al paciente y al psicólogo, ya que representan barreras interpersonales que nos alejan de ese vínculo cercano y genuino. Incluso es frecuente utilizar cojines para poder sentarse en el suelo (si las articulaciones lo permiten) y realizar algunos ejercicios experienciales que son realmente enriquecedores.

La iluminación suele ser tenue, y la decoración armoniosa y relajante. En un centro de psicología con perspectiva humanista, el objetivo fundamental es que el paciente pueda conectar consigo mismo a través del contacto con la terapeuta, por lo que la eliminación de elementos con sobrecarga estimular que distraiga y resulte intrusiva es fundamental.

Creciendo a través del vínculo

En definitiva, el papel del psicólogo o psicóloga humanista va mucho más allá de simplemente proporcionar terapia psicológica; implica cultivar una relación auténtica con los clientes, fomentar su autoconocimiento y empoderarlos para que vivan vidas más plenas y auténticas. A través de su enfoque centrado en la persona y su compromiso con el crecimiento personal, los psicólogos humanistas desempeñan un papel vital en la promoción del bienestar emocional y el contacto humano genuino en nuestra sociedad.

No solo facilita la resolución de los conflictos intrapsíquicos, sino que permite también el establecimiento de vínculos más reales entre seres humanos, enseñando a reconocer y apreciar nuestra singularidad y la de las personas que nos rodean.

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