Los trastornos de ansiedad afectan cada vez a más personas en nuestra sociedad, ya que las demandas y expectativas del entorno exigen cada vez un mejor y mayor desempeño, unido a una menor tolerancia al malestar emocional.
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Los trastornos del estado de ánimo, entre los que se incluyen la depresión o la distimia, afectan gravemente a la calidad de vida de las personas que los sufren, llegando a constituir la segunda causa de muerte en personas de entre 15 y 29 años según la OMS.
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Los eventos traumáticos (tanto simples como complejos) y pueden causar grandes desajustes en las personas que se ven expuestas a los mismos, pudiendo aparecer síntomas incluso mucho tiempo después del cese del evento.
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El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por la presencia de ideas obsesivas, repetitivas e instrusivas, relativas a la anticipación de un evento que genere perjuicio o daño en la persona o en el entorno, que en ocasiones se asocian a comportamientos compulsivos que neutralicen la ansiedad que generan los pensamientos.
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Las fobias son un problema muy prevalente en la sociedad, y aunque generalmente no necesitan tratamiento por no existir un contacto directo y frecuente con la estímulo fóbico, en ocasiones causa graves interferencias que hacen necesaria una intervención psicológica.
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Las pérdidas de seres queridos son inevitables y suelen llevar asociadas una gran carga de dolor, que en ocasiones, se cronifica e impide la readaptación de la persona a su vida habitual. Para lograr la resolución adecuada del duelo, en ocasiones se hace necesaria una ayuda profesional.
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Los trastornos de la personalidad, a pesar de generar problemas de adaptación para las personas diagnosticadas, suelen pasar desapercibidos para la persona, ya que se trata de problemas que aparecen tempranamente y la persona suele vivir con ellos durante mucho tiempo hasta que se obtiene un diagnóstico.
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Los trastornos de la alimentación, entre los que destacan la anorexia y la bulimia nerviosas y el trastorno por atracón, son altamente prevalentes en la sociedad, y especialmente en mujeres jóvenes. Su incidencia en edades cada vez más tempranas hace que sea fundamental un abordaje precoz.
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Existen muchos factores que pueden afectar a una relación de pareja: dificultades de comunicación, problemas sexuales, problemas psicológicos individuales en alguno de los miembros… Además, la diversidad sexual creciente aumenta la libertad y la tolerancia, aunque también genera algunas dificultades que pueden solventarse en terapia.
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Los niños pueden experimentar ciertas dificultades a la hora de alcanzar un rendimiento adecuado en el ámbito académico. Estas dificultades pueden estar originadas por causas muy diversas (retraso madurativo, alteraciones cerebrales, problemas de adaptación, sociales y emocionales…), por lo que es fundamental un abordaje integral.
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Las personas con baja autoestima sienten una constante sensación de inadecuación e inferioridad, que les dificulta el sentirse plenamente integrados en su grupo social. Suele primar una alta autoexigencia y un sentido de la responsabilidad exagerado, que suele estar relacionado con patrones de aprendizaje tempranos.
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Los problemas laborales, entre los que se encuentra el conocido síndrome del burnout, son factores determinantes del bienestar y la satisfacción en el entorno de trabajo, y que a su vez, pueden provocar dificultades psicológicas en otras esferas de la vida.
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