Los atracones de comida se definen como episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos, acompañados de una sensación de pérdida de control sobre la cantidad y tipo de alimentos consumidos. Los atracones suelen asociarse a síntomas de ansiedad (que puede ser causa o consecuencia del atracón), vergüenza, culpa y malestar emocional posterior al atracón.  Estas emociones pueden alimentar un ciclo negativo en el que la persona que experimenta los atracones se siente mal consigo mismo, y puede acabar buscando nuevamente consuelo en la comida.

Un atracón de comida es un fenómeno complejo que va más allá de simplemente comer en exceso. Está arraigado a nuestras emociones, nuestras experiencias, nuestra capacidad de regulación, nuestro ideal estético y nuestra relación con la comida. Implican una sensación abrumadora de descontrol, donde la comida se convierte en un refugio temporal para las emociones dolorosas.

Siendo una conducta tan frecuente hoy en día, seguramente te hayas preguntando a qué se deben los atracones de comida. Los atracones de comida pueden ser el resultado de una combinación de factores, aquí vemos algunos de ellos:

• Factores emocionales: La ansiedad, el estrés, la depresión y otros estados emocionales desagradables pueden desencadenar atracones de comida como una forma de hacerles frente. Cuando nos sentimos abrumados por estas sensaciones negativas, nuestro cerebro puede activar la señal de que es hora de comer (especialmente cuando repetimos la misma conducta muchas veces).

Además, nuestro estado de ánimo y nuestros hábitos alimenticios se relacionan de forma estrecha. Si te sientes triste, estresado o incluso feliz, es posible que recurras a la comida como una forma de celebrar, consolarte o simplemente distraerte de lo que está pasando a tu alrededor.

• Factores cognitivos y sociales: Los pensamientos negativos sobre la comida, el peso corporal y la imagen pueden contribuir a los atracones de comida, especialmente en personas con baja autoestima.

Un trastorno alimenticio por atracón no se genera de forma aislada, sino que la sociedad también juega un papel importante. La alimentación compulsiva viene de la mano de ideales estéticos que la sociedad impone. Esto hace que muchas personas se vean inmersas en ciclos infinitos de restricción-atracón del que les cuesta mucho salir.

• Factores ambientales: El acceso fácil a alimentos altamente calóricos, los horarios irregulares de las comidas, y la presión social o cultural para comer en exceso (o por no comer) pueden aumentar el riesgo de experimentar atracones de comida. Vivimos rodeados de alimentos tentadores, permanentemente expuestos a anuncios de comida, y los eventos sociales que celebramos suelen tener a la comida como foco principal. Todo esto supone un importante riesgo de cara a sufrir un trastorno alimentico.
• Factores personales: Las experiencias traumáticas, el abuso emocional o físico o la negligencia de cuidados y/o atención durante la infancia pueden contribuir a los atracones de comida. En estos casos los atracones pueden comenzar a muy corta edad.

Por otro lado, los patrones alimenticios poco saludables, como saltarse comidas, seguir dietas extremadamente restrictivas o tener una relación poco equilibrada con la comida, pueden contribuir a la aparición de un trastorno de atracones.

La ansiedad puede desempeñar un papel significativo en los atracones de comida. Cuando nos sentimos abrumados por el estrés y la ansiedad, es natural buscar formas de aliviar estas emociones difíciles. Para algunas personas, la comida se convierte en un mecanismo de afrontamiento, ofreciendo un breve respiro de la tormenta emocional que llevan en su interior. Sin embargo, este alivio es temporal y puede llevar a un ciclo destructivo de atracones y sentimientos de culpa y vergüenza.

Es por ello que este ciclo nunca termina de cerrarse del todo, ya que aunque la ansiedad puede favorecer en un primer momento la aparición de los atracones, es la repetición compulsiva de esta conducta lo que inevitablemente mantiene la ansiedad elevada, debido al impacto emocional que genera. Los atracones de comida por ansiedad pueden proporcionar un alivio temporal del malestar, pero acaba conllevando consecuencias aún más dramáticas que la propia ansiedad.

Aunque como decimos, los atracones pueden suponer un alivio temporal del malestar que una persona está experimentando, las consecuencias negativas no tardan en aparecer. En primer lugar, tras un atracón es muy probable que te sientas como si tu estómago fuera a estallar. Es común experimentar malestar gastrointestinal, como hinchazón, gases, acidez estomacal, dolor abdominal y estreñimiento. Y luego está el inevitable bajón de energía. Después de haber consumido una cantidad excesiva de alimentos, es probable aparezca una sensación de letargo, dificultad de movimiento y somnolencia.

Siguiendo con las consecuencias a nivel físico, cuando los atracones se repiten suele asociarse a aumento de peso, así como el incremento de problemas de salud como obesidad, la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y problemas articulares, entre otros.

No menos dramáticas son las consecuencias a nivel emocional. Después de un atracón de comida, muchas personas experimentan sentimientos intensos de culpa, vergüenza y remordimiento. Estos sentimientos pueden afectar negativamente a la autoestima y la salud mental de una persona, contribuyendo a un ciclo negativo de atracones y emociones negativas, como mencionábamos anteriormente. Esto puede llevar al aislamiento social y la pérdida de conexiones sociales, lo que a su vez puede afectar negativamente la salud emocional y el bienestar.

Los atracones son un problema muy frecuente que padece mucha gente hoy en día, sin embargo, a pesar de su frecuencia, muchas personas (nos atreveríamos a decir que la mayoría) trata de ocultar su problema y no buscan ayuda. Esto generalmente se debe a la vergüenza y el estigma que hay asociados a este tipo de comportamiento. Sin embargo, este hermetismo y la dificultad para pedir ayuda no hacen más que incrementar la intensidad de los síntomas. El malestar continuado se guarda en una especie de ‘olla exprés’ que en algún momento no puede soportar tanta presión, y acaba explotando.

Buscar ayuda y tratamiento si crees que sufres un trastorno de atracones es un paso valiente y positivo. No estás solo en esto, y hay muchas posibles soluciones disponibles para ayudarte a manejar tus atracones y recuperar el control en la relación con la comida.

Los atracones de comida pueden ser una experiencia desafiante, pero también pueden ser una oportunidad para el crecimiento y la curación. Al explorar las complejidades de nuestros hábitos alimenticios desde una perspectiva psicológica, podemos aprender a entender y abordar nuestras emociones de una manera más saludable.

Encontrar el tratamiento adecuado puede llevar tiempo y requiere paciencia y compromiso. No te desanimes si no ves resultados inmediatos, y no dudes en buscar apoyo adicional si lo necesitas. Por aquí te dejamos algunos breves consejos, que aunque no eximen la consulta con un profesional, pueden ayudarte a empezar a sentirte un poquito más cerca de tus objetivos:

• Come de forma regular, variada y sin saltarte comidas: Trata de comer comidas equilibradas y nutritivas a intervalos regulares durante el día para evitar comer de forma innecesaria entre horas.
• No mantengas dietas excesivamente restrictivas: aunque es importante limitar el acceso a alimentos que habitualmente asociamos a los atracones (snacks, chocolatinas, galletas...), la restricción total de este tipo de alimentos solo aumenta la probabilidad de que se repita el ciclo restricción-atracón. Permítete introducir este tipo de alimentos de forma moderada y consciente.
• Practica la atención plena: Aprende a ser consciente de tus señales de hambre y saciedad. Tómate tu tiempo para comer, saborea cada bocado y escucha a tu cuerpo para saber cuándo estás satisfecho.
• Reduce el estrés: Encuentra formas saludables de manejar el estrés, como la meditación, el yoga, el ejercicio regular o actividades que disfrutes. Esto puede ayudar a reducir la necesidad de recurrir a la comida como una forma de alivio del estrés.
• Identifica los desencadenantes emocionales de los atracones: Identifica las emociones o situaciones que desencadenan tus atracones y busca formas saludables de hacerles frente, como hablar con un amigo, practicar la relajación o escribir.
• Busca apoyo: Habla con amigos, familiares o con tu psicólogo o psicóloga sobre tus dificultades con los atracones de comida. Compartir tus preocupaciones y buscar apoyo puede hacer una gran diferencia en tu capacidad para manejarlos.