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El trauma psíquico, la ruptura con el presente

Los eventos traumáticos que acontecen en el recorrido vital de una persona pueden generar una ruptura con su vivencia del presente, provocando que la persona se ancle a situaciones pasadas en las que la gravedad de dichos eventos superó su capacidad para gestionarse emocionalmente. Esto crea en la persona afectada por el trauma una disociación de consciencia, ya que una parte de la misma sigue reviviendo aquello que ya sucedió, dificultando el contacto con su presente y el manejo de su propia vida.

El concepto de trauma viene del campo médico, y en este ámbito es un sinónimo de herida o lesión. Si lo extrapolamos al ámbito psicológico, el trauma psíquico implica un daño a nivel perceptivo, emocional, cognitivo y somático, que impide o dificulta el funcionamiento normal, ya sea a corto, medio o largo plazo.

El trauma psíquico, la ruptura con el presente. Psicólogos en Arganzuela, Madrid

El trauma psíquico genera una ruptura con la experiencia del presente, ya que el recuerdo traumático queda aislado, encapsulado, no se procesa de forma adecuada y entorpece el funcionamiento normal, la continuidad de las vivencias actuales y la consciencia de uno mismo.

Casi todo el mundo tiene una concepción general de la idea de trauma. Para muchas personas, un evento traumático es aquel que por su gravedad supone un shock emocional para la persona que lo vive, y que le obstaculiza el seguir con su vida con normalidad. Algunos ejemplos de este tipo de eventos podrían ser accidentes, violaciones, vivencia de muerte o agresión, catástrofes naturales...

La ocurrencia de estos eventos tiene una alta probabilidad de provocar en la persona una serie de síntomas intrusivos que irrumpen en la consciencia de forma no controlada, y que suponen una merma importante en la calidad de vida de la persona.

Pero además de este tipo de eventos, de magnitud considerable y duración relativamente breve, existen otro tipo de traumas, que aunque pudieran resultar de menor intensidad si se conciben de forma aislada, resultan abrumadores cuando se repiten en el tiempo, y generan un cambio importante en el autoconcepto de la persona y en la consciencia de sí misma y de su entorno.

Este es el caso de los llamados traumas de apego, que se producen cuando la persona crece y se desarrolla en un ambiente falto de los cuidados adecuados, ya sea por una crianza excesivamente autoritaria, con una alta carga de crítica e invalidación, por indiferencia y/o abandono, o en casos más graves, con presencia de abuso y maltrato. También es importante mencionar en este subgrupo aquellas situaciones de abuso escolar (bullying), que muchos niños y niñas han experimentado y siguen experimentando a día de hoy.

La persona que se expone a eventos traumáticos (ya sean únicos y breves como los primeros, o más insidiosos y prolongados en el tiempo como los segundos), además del shock inicial, puede acabar experimentando a medio término sentimientos de impotencia, frustración, miedo, desamparo y vulnerabilidad, acompañada en ocasiones con síntomas cognitivos (pensamientos rumiativos, negativos y catastrofistas, desesperanza hacia el futuro) y somáticos (taquicardia, tensión muscular, temblores, disnea...), que tienen que ver con la falta de conexión con el presente, y el anclaje a las vivencias traumáticas que despertaron esos sentimientos en un primer momento.

Sin embargo, toda esta sintomatología no tiene por qué tener lugar, y si sucede, no tienen por qué cronificarse si se aborda de la manera adecuada. El grado en que un evento traumático tenga un efecto dañino depende en gran medida del apoyo con el que cuente la persona en ese momento, pero también de otros factores como su personalidad, sus vivencias anteriores, su historia de aprendizaje o la naturaleza del evento, entre otros muchos factores.

La terapia psicológica es una ayuda fundamental para que las personas afectadas por traumas recuperen las riendas de su vida y conecten con su presente y consigo mismas, para así poder seguir adelante.

Los eventos traumáticos deben ser procesados e integrados como parte del historial de vivencias de la persona, ya que no es posible arrancar de raíz una situación vivida. Lo más sano y adaptativo para la persona es aceptar su pasado y concebirlo como tal, como una situación que tuvo lugar en un momento de su vida, pero que ya no está, y la persona puede continuar hacia delante y reconstruirse a pesar de ello. El trabajo emocional en terapia psicológica es primordial en pacientes afectados por traumas, para que consigan tolerar, aceptar y gestionar sus emociones, y que no se sientan invadidos por ellas.

La terapia EMDR» es una de las técnicas más utilizadas en el tratamiento del trauma. En Somos Psicoterapia somos especialistas en el abordaje mediante esta técnica

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