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Psicoterapia sensoriomotriz (II). El cuerpo también tiene algo que decir

El cuerpo también puede (y debe) ser un objetivo de tratamiento en una terapia psicológica integrativa. En el presente artículo expondremos de forma resumida las ideas clave del tratamiento por fases de Psicoterapia Sensoriomotriz planteado por Pat Odgen y Janina Fisher.

El cuerpo humano es una máquina viva fascinante. Todos sus órganos y sistemas están perfectamente sincronizados para que podamos sobrevivir en nuestro día a día, sin que tengamos que hacer prácticamente nada. El cuerpo siempre lucha para mantenernos vivos, y para que podamos responder al entorno de la mejor manera posible. 

Pero en ocasiones, nos olvidamos de que todo ese trabajo también tiene consecuencias.

La psicoterapia sensoriomotriz aprovecha la inteligencia del cuerpo para conseguir grandes beneficios a nivel psicológico. Veamos en que consiste este tipo de terapia corporal integrativa.

 

La importancia de la terapia sensoriomotriz

 

El cuerpo recibe y procesa tal cantidad de información, que en la mayoría de ocasiones ni siquiera somos capaces de ser conscientes de ello. El hecho de que ignoremos lo que nuestro cuerpo nos intenta decir, hace que muchas veces ciertos problemas psicológicos (y también físicos) puedan permanecer con nosotros/as más tiempo del que deberían. Esa es una de las premisas fundamentales de la psicoterapia sensoriomotriz.

 

¿Qué es la psicoterapia sensoriomotriz?

 

La psicoterapia sensoriomotriz es un psicoterapia corporal integrativa que utiliza el cuerpo como motor del cambio, ya que este nos puede dar mucha información de cómo están siendo procesadas nuestras experiencias, y el impacto emocional que tienen sobre nosotros.

La psicoterapia sensoriomotriz propone una serie de ejercicios que te ayudarán a fomentar la conexión con tu cuerpo y tu mente, y potenciar los beneficios psicológicos.

 

Las creadoras de la psicoterapia sensoriomotriz: Pat Ogden y Janina Fisher

 

Dos de las mayores referencias en este campo son las psicoterapeutas Pat Ogden y Janina Fisher. La primera es la fundadora y directora del Instituto de Psicoterapia Sensoriomotriz, y lleva décadas dedicándose al mundo de la psicoterapia privada y en concreto trabajando con el potencial sanador del cuerpo.

Por otro lado, Janina Fisher es directora educativa del mencionado Instituto de Psicoterapia Sensoriomotriz, y se ha especializado en el campo del trauma psíquico, un área especialmente ligada a las patologías somáticas.

Ambas son las creadoras de dos de los manuales de referencia en este campo: El trauma y el cuerpo: un modelo sensoriomotriz de psicoterapia (2009) y Psicoterapia sensoriomotriz. Intervenciones para el trauma y el apego (2016). En el presente artículo expondremos de forma resumida el método de tratamiento psicológico que ellas plantean, que resulta tremendamente innovador y exhaustivo, abordando todas las áreas de la psique humana, y haciendo especial hincapié en la información que el cuerpo nos brinda.

 

El tratamiento del cuerpo y la mente mediante la psicoterapia sensoriomotriz: un tratamiento por fases

 

Pat Ogden y Janine Fisher plantean su modelo de terapia psicocorporal en tres fases, que veremos detalladas a continuación

 

Fase 1 de la terapia sensoriomotriz: aumento de conciencia corporal y estabilización

 

En la fase 1, el tratamiento se centra en que la persona aumente la conciencia sobre sus sensaciones corporales y consiga un buen nivel de regulación y estabilización, y se trabaja con los recursos positivos que el paciente posea, aquellas características, habilidades o experiencias que le puedan otorgar cierta sensación de dominio.

En esta fase de la psicoterapia corporal se plantean técnicas y ejercicios que permitan a la persona ser consciente de sus reacciones corporales, aprender de ellas y fomentar la autoconsciencia.

 

La obtención de recursos para la estabilización en la terapia del cuerpo

 

Cuando tiene lugar un síntoma a nivel psicológico, especialmente cuando es derivado del trauma (ver el artículo El trauma psíquico, la ruptura con el presente»), en la gran mayoría de los casos produce un sesgo atencional importante. La atención de la persona se focaliza en el síntoma en sí mismo, en los recuerdos generadores del mismo (si son identificados) o en las situaciones actuales que desatan el síntoma.

Esto provoca que haya una gran inestabilidad emocional. Al vivir con una sensación de amenaza constante, la capacidad para el disfrute y la conexión con sensaciones agradables se limitan parcial o totalmente.

Precisamente el objetivo de la primera fase del tratamiento de psicoterapia sensoriomotriz es aumentar el nivel de conciencia, para evitar ese ‘secuestro atencional’ que provocan los síntomas.

Este modelo de psicoterapia corporal integrativa propone ejercicios para trabajar la identificación de señales que hagan a la persona darse cuenta de que se está acercando al límite de su margen de tolerancia (ver el artículo El cortocircuito emocional. Cuando sobrepasamos el margen de tolerancia»).

Además de identificar dichas señales, también se adquieren herramientas y capacidades que permitan a la persona mantener la homeostasis interna, es decir, que favorezcan su estabilización. Esto implica la adquisición de recursos y habilidades nuevas, y el fortalecimiento de otras ya adquiridas previamente.

Ogden y Fisher señalan la importancia de estimular la atención hacia diversos aspectos de la propia experiencia interna, más allá de los síntomas generadores de malestar, como pueden ser las funciones fisiológicas básicas (respiración, digestión, regulación de la temperatura...), las capacidades sensoriales (vista, gusto, oído, olfato y tacto) o las habilidades de regulación (mentalización, autocuidado...). En definitiva, la terapia corporal plantea ejercicios para conseguir aumentar la conexión mente y cuerpo.

 

El establecimiento de límites dentro de una psicoterapia corporal

 

Además de la autorregulación interna, en esta fase también se trabaja con el establecimiento y mantenimiento de límites con el entorno. Los pacientes que acusan experiencias de traumatización pueden vivir en una constante sensación de desprotección y vulnerabilidad, y que el cuerpo acusa de muchas maneras (paralización, sensación de vacío, hiperactivación...).

Es fundamental que la persona aprenda a mantenerse dentro de unos límites de seguridad, tanto interna como externamente. Esto implica ser consciente de las situaciones que son generadoras de dicha sensación de falta de seguridad, y saber gestionarlas adecuadamente (en ocasiones dirigiéndose hacia fuera, por ejemplo hacia la persona cuya acción ha generado dicha sensación, o bien hacia dentro, centrándose en sus habilidades de autorregulación).

 

El cuerpo también tiene algo que decir. Psicoterapia sensoriomotriz. Psicólogos en Arganzuela, Madrid

Fase 2 de la terapia sensoriomotriz: Procesamiento de los recuerdos traumáticos y aumento de la confianza y sensación de dominio

 

En la fase 2 de este modelo de psicoterapia corporal, se procesan aquellos recuerdos traumáticos no integrados que son generadores de síntomas en la actualidad y se refuerza la capacidad de dominio de la persona.

 

El tratamiento de los síntomas físicos y psicológicos derivados del trauma

 

Como ya explicábamos en artículos anteriores, el trauma psíquico genera una ruptura de la narrativa vital de una persona. Al no poder integrar los recuerdos traumáticos, que por su impacto emocional resultan intolerables, la memoria de la persona queda fragmentada, generando una gran variedad de síntomas psicológicos y corporales. Incluso muchos años después, la persona puede manifestar tendencias conductuales y sensoriales que están asociadas al trauma que experimentaron.

En la segunda fase del tratamiento de psicoterapia sensoriomotriz, los esfuerzos se focalizan en el abordaje de dichas tendencias repetitivas, para que no sigan provocando desregulación a la persona que las sufre, y dificultando el funcionamiento adaptativo.

Como decíamos anteriormente, el tratamiento psicológico proponen Ogden y Fisher es integrador, lo que significa que además del trabajo con el cuerpo, también se busca la integración de todos los componentes de la experiencia humana, aquellas partes de la psique que han quedado disociadas de la memoria. Plantean un abordaje lento y gradual, de manera que la probabilidad de que se produzcan reacciones descompensadas (como la abreacción o la retraumatización) se reduce al mínimo.

 

El cuerpo también tiene algo que decir. Psicoterapia sensoriomotriz. Psicólogos en Arganzuela, Madrid

Afianzando las mejoras mediante la toma de conciencia corporal

 

Como ya explicábamos en artículos anteriores, el trauma psíquico genera una ruptura de la narrativa vital de una persona. Al no poder integrar los recuerdos traumáticos, que por su impacto emocional resultan intolerables, la memoria de la persona queda fragmentada, generando una gran variedad de síntomas psicológicos y corporales. Incluso muchos años después, la persona puede manifestar tendencias conductuales y sensoriales que están asociadas al trauma que experimentaron.

A la vez que se va facilitando el desarrollo de esa narrativa coherente e integrada que el trauma resquebrajó, el/la terapeuta sensoriomotriz va alentando a la persona a tomar consciencia de sus sensaciones corporales, de manera que siempre se pueda mantener dentro de los límites de su ventana de tolerancia (a pesar de estar muy cerca de ellos).

Finalmente, se alienta a la persona a conectar con otras sensaciones diferentes a las que generó el trauma. Se moviliza al paciente para que tome consciencia de su capacidad de resolución y resiliencia, y que pueda contactar con experiencias pasadas y presentes, que lejos de ser peligrosas y dañinas, pueden ser agradables y positivas.

 

Fase 3 de la terapia sensoriomotriz: Integración y readaptación

 

En esta última etapa de tratamiento, el objetivo es que las personas encuentren terminen de transformar su experiencia vital, dejando de estar ésta marcada por los traumas sufridos en el pasado, y definiendo un nuevo sentido para la propia vida.

 

Analizando las distorsiones cognitivas

 

Tras el trabajo previo realizado en las fases 1 y 2, los pacientes se encuentran ya capacitados para volver a conectar consigo mismos y su entorno cotidiano. Para ello es fundamental lo que en esta fase se conoce como análisis de distorsiones cognitivas. Se detectan las creencias negativas que la persona sigue manteniendo (y la forma en la que el cuerpo coopera para dicho mantenimiento), con el objetivo de hacerlas manejables y sustituirlas por otras más adaptativas y ajustadas, que le permitan conectar con su presente.

Se alienta a una mayor conexión con el núcleo corporal y emocional de la persona, y de esta manera poder estimular una mayor estabilidad, regulación, y aumento de sensaciones positivas como el placer, la diversión o el afecto.

 

En definitiva, la psicoterapia sensoriomotriz es un modelo de psicoterapia corporal que es integrativa porque tiene en cuenta tanto la inteligencia del cuerpo para recibir e registrar información, como el poder de la mente para analizarla, procesarla y colocar cada pieza del puzzle en su lugar. Mente y cuerpo deben trabajar en conjunto para lograr que los beneficios psicológicos se multipliquen exponencialmente, y consigamos la salud mental que deseamos.

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