Como decíamos anteriormente, la técnica EMDR se planteó inicialmente para el tratamiento de los síntomas del trastorno de estrés postraumático. Esto es así, porque la base de esta técnica es la desensibilización y reprocesamiento de recuerdos traumáticos (ver artículo En qué consiste la terapia EMDR). Mediante el reprocesamiento de los recuersod traumáticos en combinación con la estimulación bilateral, la intensidad de los síntomas se reduce progresivamente hasta llegar a hacerse muy manejable, e incluso desaparecer. 

Y lo que es más importante, la terapia EMDR permite que la persona vuelva a conectar con su presente, manteniendo la conexión consigo misma y con su entorno, y recordando sus experiencias con coherencia pero sin dolor, y por supuesto, sin experimentar todos aquellos síntomas que la mantenían atrapada en el pasado.

La respuesta a esta pregunta tiene muchos matices. Y es que depende de lo que cada uno consideremos como trauma psicológico. Desde nuestra experiencia profesional, todas las personas estamos expuestas y podemos sufrir con la misma probabilidad un trauma psicológico, ya que no todos los traumas tienen la misma naturaleza ni se manifiestan de la misma forma.

Habitualmente se considera que un trauma psicológico es un evento de un determinado calibre, que es inusual y que por su intensidad e imprevisibilidad dejan a la persona sin capacidad de reacción y sumida en el miedo y la angustia. Y este planteamiento no es falso, es cierto que hay muchos traumas que son muy evidentes e impactantes, y que por supuesto generan una serie de síntomas que pueden ser muy desagradables. Entre ellos, la ansiedad es uno de los síntomas más recurrentes.

Pero hay otros muchos traumas más insidiosos y aparentemente sutiles, pero que generan una reconfiguración en la manera que tiene la persona de concebir su mundo tanto interno como externo.

 Muchos de los pacientes que llegan a consulta preguntan si sería posible aplicar la técnica EMDR para tratar los síntomas de la ansiedad.  Tiene dudas ya que han oído hablar de que la técnica sólo puede aplicarse en casos específicos y que no es adecuada para otros problemas psicológicos.

Y aquí nuestra respuesta siempre es la misma, por supuesto. Si bien es cierto que la técnica EMDR no puede aplicarse en todas las condiciones (por ejemplo, cuando hay un elevado grado de disociación, ya que hay que trabajar primero para reducir esta sintomatología), la técnica EMDR se utiliza con frecuencia en casos de ansiedad, ya que en la base de este tipo de problemas suele haber experiencias disfuncionales que no se han procesado adecuadamente.

La técnica EMDR es eficaz en casos de ansiedad porque no se centra únicamente en la sintomatología presente, sino que también ayuda a que la persona entienda dichos síntomas, ubique su origen y las experiencias que los consolidaron, y que a su vez se generen experiencias correctoras que permitan que relacionarse con el mundo de una forma más saludable.

Y es como decimos, los síntomas de ansiedad no surgen de la nada. Normalmente, la persona que sufre síntomas de ansiedad ha experimentado ciertas situaciones en su vida que han sobrepasado su capacidad para autorregularse, por decirlo de alguna forma, le han 'roto los esquemas previos'. Estas experiencias generan una sensación de alerta y amenaza intensa y recurrente, que puede mantenerse durante mucho tiempo.

La terapia EMDR  ayuda a la persona a darle un sentido a su experiencia, a trabajar e integrar su historia pasada y adquirir herramientas que le ayuden a manejar su presente y a confiar (en lugar de temer) en su futuro, y por supuesto, reducir los síntomas de la ansiedad.

Existen muchos tipos de ansiedad, y aunque todos ellos tienen en común la gran perturbación que supone para la persona que los sufre y suelen tener una serie de síntomas comunes (ver artículo La ansiedad. Cuando la adaptación se convierte en autosabotaje»), es importante tener en cuenta su etiología (sus causas) y la manera particular de manifestarse, ya que el protocolo EMDR se aplicará de diferente manera en función del tipo de ansiedad que padezca la persona.

Aunque existen muchos diagnósticos de ansiedad, en este caso vamos a poner como ejemplo una persona que padezca fobia social (trastorno de ansiedad social según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la American Psychiatric Association. DSM-5), un tipo de diagnóstico que implica una ansiedad muy intensa ante situaciones sociales. Esta ansiedad puede suponer la evitación activa de situaciones sociales que generan conflicto, o bien que dichas situaciones se soporten con un gran malestar. No entraremos en profundidad en la descripción del trastorno, ya que se aleja del objetivo de este artículo, pero lo pondremos como ejemplo para explicar cómo se aplicaría el tratamiento con EMDR en este caso.

Una persona que desarrolla ansiedad social puede haber experimentado situaciones en su vida que le coloquen en una posición desagradable a nivel emocional con respecto a otras personas. Quizá esta persona ha crecido en un ambiente en el que no se le ha ayudado a desarrollar una autoestima saludable, quizá se siente en inferioridad con respecto a otros, que no es importante o que no es suficiente para los demás. Este autoconcepto tan dañino coloca a la persona en un rol incómodo cuando se encuentra frente a otros. Quizá esta persona siente que tiene que sobreesforzarse para ser suficiente para otros, ya que si se muestra tal como es puede ser rechazado/a y/o abandonado/a.

La terapia EMDR en casos de fobia social tiene en cuenta el contexto de aparición de los síntomas de la ansiedad de la persona, que como decimos, en este caso tienen mucho que ver con las ideas que tiene arraigadas a su autoconcepto. 

Después de realizar una exhaustiva evaluación del problema y su historia, se interviene sobre las creencias nucleares que la persona tiene asociadas a su autoconcepto. A su vez, es importante tener en cuenta el impacto que estas creencias han tenido sobre su calidad de vida, y cómo siguen afectando a día de hoy. Con la técnica EMDR se procesan las situaciones vividas a lo largo de la historia de vida de la persona, que han sido determinantes en la generación de dichas creencias. La persona aprende a tomar consciencia de la fuente de su malestar y la distorsión de su autoconcepto, y a generar una visión de sí misma más ajustada y genuina. 

En definitiva, la terapia con EMDR puede ayudar enormemente a personas con fobia social, ya que no solo ayuda a disminuir la sintomatología y a relacionarse de forma más saludable con su entorno, sino que además permite entender la historia particular de cada persona y conocerse en profundidad, lo que favorece la disminución de recaídas y el aumento de la sensación de control y autoeficacia.

Como hemos mencionado anteriormente, la técnica EMDR es adecuada para el abordaje de muchas patologías, entre ellas los síntomas de la ansiedad. Sin embargo, antes de empezar la intervención con la terapia EMDR para la ansiedad, es necesario tener en cuenta una serie de consideraciones previas:

1. Es necesario llevar a cabo una evaluación exhaustiva previa al tratamiento con EMDR. Antes de aplicar la técnica EMDR, es necesario conocer en profundidad la historia de vida de cada paciente, las experiencias que le han marcado, cómo ha ido generando su autoconcepto... Cada caso es diferente y es fundamental que el tratamiento sea completamente personalizado y no genérico. Si no tenemos en cuenta las particularidades de cada caso, podemos hacer intervenciones que sean incluso contraproducentes para la persona.
2. En ciertos casos en los que haya mucha desregulación o desconexión emocional (lo que en terapia psicológica llamamos 'disociación') es necesario abordar primero dicha sintomatología, antes de comenzar con el reprocesamiento de recuerdos mediante EMDR.
3. El proceso no es lineal. A veces se producen avances muy rápidos en algunos aspectos, pero también puede ser que en determinadas fases del proceso se necesite ralentizar el ritmo, repasar algunos temas que ya se habían abordado previamente o poner la atención en las dificultades que vayan apareciendo. Como decíamos en el primer punto, cada persona es diferente y tiene un ritmo particular, y un buen terapeuta EMDR debe sintonizar con las necesidades particulares de su paciente.
4. Es muy habitual que el malestar se intensifique en algunas fases del proceso. Al tomar consciencia del posible origen de la ansiedad que experimenta, es muy posible que la persona sienta que los síntomas se intensifican por momentos. Esto no quiere decir que esté empeorando, sino que el aumento de consciencia también genera sufrimiento, pero este sufrimiento es necesario para poder alcanzar un punto de mayor estabilidad. Con el trabajo constante, los síntomas y el malestar acaban por reducirse drásticamente, y es cuando la persona puede alcanzar un nivel de autoconocimiento profundo que le permita sentirse regulada y en conexión consigo misma y el entorno.