La neuropsicología se aplica para intentar paliar las alteraciones a nivel conductual, emocional y cognitivo a consecuencia de daños cerebrales producidos por traumatismos, accidentes cardio-vasculares, procesos degenerativos, etc.

Los sistemas funcionales cerebrales pueden sufrir alteraciones por diversas causas. Una persona puede sufrir un daño cerebral sobrevenido o adquirido (ya sea por un traumatismo craneoencefálico, un accidente cerebro-vascular u otro tipo de etiología), o bien desarrollar un proceso neurodegenerativo, que desencadene una serie de consecuencias a nivel conductual, emocional y cognitivo.

Cuando una persona acude a un profesional con una demanda a este nivel, se deben llevar a cabo procesos de evaluación, rehabilitación e intervención neuropsicológica que ayuden a la persona a recuperar su calidad de vida.

La evaluación neuropsicológica se realiza fundamentalmente a través de test y baterías estructuradas, en función de las necesidades de cada paciente. Las capacidades funcionales que suelen verse afectadas con mayor frecuencia son la atención, la memoria, las funciones ejecutivas, el lenguaje o la motricidad. Es conveniente realizar una evaluación exhaustiva no solo de la sintomatología principal, sino también de otras capacidades que puedan estar afectadas pero que no sean evidentes en el desempeño cotidiano.

La intervención y rehabilitación neuropsicológicas son etapas más flexibles y amplias que la fase de evaluación, ya que las necesidades de cada paciente son diferentes y es fundamental adaptarse al ritmo y evolución de cada uno. El objetivo es siempre el mismo, recuperar la calidad de vida, rehabilitar las funciones perdidas en la medida de lo posible, y realizar las adaptaciones necesarias para conseguir una vida funcional.

Para que un proceso de evaluación, intervención y rehabilitación neuropsicológica resulte lo más eficaz posible, es muy importante la interdisciplinariedad, es decir, el trabajo conjunto entre los distintos profesionales implicados. La comunicación multidisciplinar entre neuropsicólogos, psicólogos, médicos, logopedas, terapeutas ocupacionales, y cualquier otro profesional que sea pertinente, es crucial a la hora de obtener el mejor resultado posible y potenciar los beneficios para el paciente.

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